Cada persona con cáncer vive la experiencia de una forma diferente. La reacción del organismo, el tiempo de recuperación o el tipo de tratamiento por el que se haya atravesado, varía mucho de un paciente a otro. Lo que sí es una realidad para todos, es que los órganos sexuales, el deseo sexual, la función eréctil, el bienestar y la imagen corporal de una persona, serán inevitablemente afectados por el cáncer y su tratamiento. Está comprobado que el contacto íntimo ayuda a sobrellevar los sentimientos de angustia o dolor físico y emocional. Esta enfermedad no tiene por qué ser el fin de la vida sexual.
¡Prepárate para conocer mucho más sobre el cáncer de próstata, las consecuencias en las relaciones sexuales y cómo son los tratamientos para la disfunción eréctil, porque ese será el tema de este artículo!
El diagnóstico del cáncer
Recibir un diagnóstico de cáncer vuelve la vida de cabeza. De pronto, todos los planes, los hábitos, la cotidianeidad, la paz, la familia, el trabajo y desde luego, el sexo, se ponen en pausa, hasta que la persona pueda asimilar lo que le está ocurriendo, empiece el tratamiento y logre recuperarse. Muchas veces, una cirugía debe realizarse de forma inmediata, sin dar tiempo a pensar en lo que pasará después. Sin embargo, el paciente tiene derecho a saber qué ocurrirá con todos los aspectos de su vida, particularmente, las relaciones sexuales. Pero no debe asumir que su proveedor de salud, se lo informará. Es necesario hacer preguntas, olvidar el pudor y ser muy claros.
El cáncer puede cambiar la fisonomía y la función del cuerpo, especialmente el cáncer de próstata en los hombres. Pero no hay por qué alarmarse, más que una renuncia, será una adaptación a las nuevas circunstancias. De la mano de un experto en salud sexual masculina, es perfectamente posible volver a tener una vida sexual completa y satisfactoria.
Una de las preocupaciones que surgen a raíz de un diagnóstico de cáncer -obviamente, después de la prioridad, que es salvar la vida- son los cambios físicos, como la pérdida del cabello, de alguna parte del cuerpo y las alteraciones de la función sexual o reproductiva. Pero los temores se despejan cuando se tiene la información necesaria.
Siendo éste un blog de sexualidad masculina, centrémonos en un tipo de cáncer que es el más común en hombres y que mayores consecuencias puede traer a la vida sexual: cáncer de próstata.
Consecuencias del cáncer de próstata
Los efectos de esta enfermedad y su tratamiento, pueden variar en función del estadio de la enfermedad misma, la edad del paciente, el tipo de procedimiento al que se someta o su estado de salud general, entre otras variables.
Como es bien sabido, los tratamientos del cáncer de próstata como la cirugía, la radiación o la hormonoterapia, pueden dejar secuelas. Habrá algunas excepciones, pero la mayoría de las veces, se producirán cambios.
Los tumores de próstata son poco predecibles. No es extraño que algunos varones sobrevivan años con su cáncer sin que éste se manifieste ni ocasione problemas. En casos así, la vigilancia constante puede ser una opción, el tumor puede crecer muy lentamente y ubicarse en una pequeña zona de la próstata. Bastará con hacer examen rectal o biopsias periódicamente. Esta alternativa podría considerarse también para hombres de edad avanzada o con salud muy frágil, para quienes la cirugía puede ser un riesgo mayor. O pensemos, por ejemplo, en un hombre joven que desea tener familia. Este aspecto será algo que deban contemplar los médicos antes de elegir el tratamiento.
Pero la mayoría de los casos de cáncer de próstata, son de hombres mayores de 60 años que, muchas veces, deben ser sometidos a una prostatectomía radical. Esta cirugía implica extirpar la próstata, parte del tejido circundante y algunos ganglios linfáticos. En ocasiones se recomienda combinar con otros tratamientos.
Además de los riesgos propios de una cirugía no ambulatoria, las complicaciones potenciales de una prostatectomía radical incluyen la incontinencia urinaria y la disfunción eréctil.
La incontinencia puede tratarse con rehabilitación y medicamentos que ayudan a controlar mejor la orina. Pero otras veces, es preciso implantar un esfínter urinario artificial alrededor de la uretra. Este tipo de soluciones suelen dar muy buenos resultados. De la disfunción eréctil, hablaremos más adelante.
La radioterapia, otra alternativa de tratamiento, utiliza energía de alta potencia para destruir las células cancerosas. La radioterapia puede ser externa o interna.
- Radiación externa. Es una opción para tratar el cáncer limitado a la próstata. La máquina se mueve alrededor del cuerpo, dirigiendo rayos X o protones, a la zona del cáncer. La cantidad de radiación y el tiempo que dure el tratamiento, dependerá de la gravedad del cáncer. También puede usarse después de la cirugía para destruir cualquier célula cancerosa que haya quedado o si existe riesgo de que el cáncer puede diseminarse o recurrirse.
- Radiación interna (braquiterapia). Consiste en colocar fuentes radioactivas del tamaño de un grano de arroz que se introducen en el tejido prostático, una especie de semillas radioactivas. Las semillas administrarán una dosis baja de radiación durante un período prolongado.
La radioterapia
Dado que las técnicas de radioterapia ahora son mucho más modernas, los efectos secundarios posteriores son menos agresivos y frecuentes. Pueden aparecer a nivel urinario, digestivo o sexual. Aunque son casos excepcionales, el paciente podría experimentar un deseo frecuente de orinar o dificultades para la micción. A nivel digestivo, se pueden experimentar estreñimiento, diarreas u ocasionalmente, episodios de hemorragias como consecuencia de la irritación del recto, así como sensación de vaciado incompleto.
La consecuencia más importante de la radioterapia en la función sexual, es la disfunción eréctil, que puede presentarse incluso años después del tratamiento. La radiación podría lesionar los nervios de la región pélvica o bloquear el flujo sanguíneo hacia el pene (los vasos sanguíneos pierden su capacidad elástica por el tejido cicatricial en los vasos). Pero las más de las veces, la función eréctil se recupera después de un periodo de rehabilitación una vez terminado el tratamiento.
La quimioterapia suele ser unos de los procedimientos más comunes para tratar cualquier tipo de cáncer, el de próstata no es la excepción. A diferencia de la radioterapia que se aplica de forma localizada, es decir, sólo donde está el cáncer, la hormonoterapia busca disminuir de manera drástica y continua los niveles de testosterona. Esto con el fin de detener el crecimiento y la propagación del cáncer. Esta terapia no es curativa. El descenso de los niveles de testosterona es lo que justifica la falta de deseo y los problemas de erección.
Estos cambios son transitorios, aunque pueden afectar la autoimagen y el estado de ánimo. Es normal que la persona no sienta deseos de tener relaciones sexuales ni haya erecciones espontáneas. Pero tal como sucede con la radiación, poco a poco se irá normalizando tanto la función como el apetito sexual. Cabe señalar que esto no siempre es así, los problemas de erección pueden ser persistentes. No son raros los casos donde las disfunciones son de por vida, especialmente en los hombres que pasaron por una prostatectomía.
Convendría consultar a un uroandrólogo o terapeuta sexual que ayude en la recuperación sexual del paciente y asesore a la pareja, ya que una enfermedad como el cáncer, les afecta a ambos.
¿Y si el cáncer no es en la próstata?
Cualquier tipo de cáncer requiere más o menos de los mismos procedimientos, pero la función sexual no resulta tan afectada si el cáncer está en otra parte del cuerpo, lejos de los genitales. Sin embargo, esta enfermedad puede aparecer en otros órganos que sí tienen mucho que ver con la vida sexual. Hablamos, por ejemplo, del cáncer de testículo. Estos órganos son igual de importantes que la próstata y sí pueden aparecer en hombres más jóvenes.
Es altamente probable que sea necesaria la extirpación de un testículo -rara vez son ambos- y/o de terapia hormonal, que también suele aplicarse en casos de cáncer de próstata avanzado.
La terapia hormonal
La terapia hormonal es un tratamiento mediante el cual, el organismo deja de producir testosterona. El crecimiento de las células del cáncer de próstata, depende de esta hormona. Suspender el suministro de testosterona puede hacer que las células cancerosas mueran o crezcan más lentamente.
La terapia hormonal puede administrarse con medicamentos, ya sean agonistas y antagonistas de hormona liberadora de hormona luteinizante y hormona liberadora de gonadotropina, o bien, antiandrógenos.
El paciente debe saber que, cuando se priva al organismo de andrógenos, los efectos secundarios pueden disminuir la calidad de vida. Estos efectos comprenden disfunción eréctil, disminución de la libido, aumento de peso, ginecomastia (crecimiento de las mamas), debilidad muscular, anemia u osteoporosis, entre otros.
Es sumamente importante que el paciente hable con su equipo médico, tanto el especialista que tratará el cáncer, como con el especialista en salud sexual masculina, que seguramente le darán información sobre las consecuencias de la terapia hormonal y las alternativas existentes para solucionar la disfunción eréctil, la baja de deseo y otros síntomas.
Si la función reproductiva es algo importante para el varón, debe consultar también a un experto en reproducción asistida.
Si bien el cáncer de próstata o de otros órganos sexuales, tiene consecuencias en las relaciones sexuales, la ciencia provee de varias y eficaces alternativas de tratamiento para la disfunción eréctil
Tratamientos para la disfunción eréctil después del cáncer
Una vez que se ha superado la enfermedad, habrá que pasar por un periodo de recuperación emocional y física. Habrá muchos cambios en los hábitos de vida a los que la persona y su pareja, deben acostumbrarse.
No es un proceso fácil, por eso es indispensable que un equipo especializado en sexualidad masculina, guíe esta fase de adaptación.
Entre las alternativas más viables para la disfunción eréctil, está la farmacoterapia intracavernosa, consistente en la aplicación de medicamentos vasodilatadores directamente en el pene, mediante micro inyecciones. Este tipo de tratamiento es bastante seguro y aunque no carece de ciertos efectos secundarios, éstos son tolerables por la mayoría de los pacientes.
Los medicamentos por vía directa producen una expansión de las arterias y el tejido del pene, lo que facilita el paso del flujo sanguíneo al miembro permitiendo la erección para poder practicar relaciones sexuales completas.
La ventaja que la farmacoterapia intracavernosa ofrece a los pacientes que han padecido cáncer, es que sólo actúa en el pene, y no depende del estado de los nervios del pene, los cuales normalmente estan afectados despues de la cirugia, por lo que la respuesta a los medicamentos orales en estos pacientes es muy pobre.
Como explica el urólogo Jorge Barba, director de Boston Medical Group México,
“en nuestras clínicas se utiliza una fórmula individual para cada paciente, ajustando los niveles de vasodilatadores en función de su condición física, médica y personal, para lograr los mejores resultados. La farmacoterapia intracavernosa es recomendada para pacientes que han sido sometidos a una prostatectomía radical o bien, como tratamiento de efecto inmediato de la disfunción eréctil en hombres que han mostrado escasa respuesta a los medicamentos o pueden correr riesgo de infarto o accidente cerebrovascular.”
Las inyecciones en el pene, son de acción inmediata y su efecto dura entre 30 y 60 minutos.
El pene, al igual que cualquier otro órgano que sufra daños, puede rehabilitarse. Pero no deben olvidarse la parte emocional y la readaptación de la pareja a las nuevas circunstancias. La asesoría sexológica y la psicoterapia, son herramientas muy valiosas para ayudar a pacientes y parejas, a recuperar su vida sexual.
Conclusiones
El cáncer de próstata trae consecuencias en las relaciones sexuales, pero el tratamiento para la disfunción eréctil y otras afectaciones físicas y emocionales, tienen solución si se acude con los profesionales indicados.
¡Hasta pronto!
Artículo avalado por Héctor Corredor, Médico Cirujano especialista en Urología con Maestría en Sexología Clínica, Director médico internacional en Boston Medical Group.
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